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Los juanetes son un problema progresivo que indican daño en la estructura de los huesos y ligamentos. 

No es únicamente un problema estético. Por lo que no se debe acudir a clínicas de podología sino a ortopedistas certificados.

Sabías que…

Es necesario acudir con un especialista

cuando se comience a sentir dolor en los dedos, al caminar o al colocarse los zapatos. Así como al notar alteraciones en el pie.

Es importante atender

el problema desde el inicio. Las protuberancias que se desarrollan en el dedo gordo del pie pueden causar que comiencen a formarse pequeñas deformaciones en tobillos, rodillas y cadera.

Aproximadamente el 35%

de la población presenta este padecimiento en los pies.

El pie plano

es también un factor que puede derivar en la formación del juanete. Se estima que el 60 % de las mujeres con pie plano tienen juanetes.

Entre los 30 y los 40 años

es el rango de edad en el que suelen aparecer los juanetes.  Además tienen una incidencia mayor en las mujeres. 

Los juanetes son la manifestación de una afección progresiva de los huesos. El juanete es una protuberancia ósea en la articulación del dedo gordo del pie. El término técnico del juanete es hallux valgus. Este se desarrolla debido a un problema estructural en los huesos del pie y sus dedos. Se considera que las principales causas que motivan la aparición de los juanetes son: 

  • Genética: el juanete en sí mismo no es hereditario, sin embargo, la estructura y forma de los pies sí. Es este defecto en la estructura mecánica del pie la que se hereda. Se estima que en el 80% de los casos, la genética es la causa de los juanetes.
  • Calzado: usar zapatos mal ajustados, en particular, zapatos con una caja estrecha y puntiaguda que obliga a los dedos a una posición antinatural. Algunos expertos creen que el uso de calzado no adecuado causa juanetes, pero otros piensan que los zapatos solo empeoran un problema estructural existente.
  • Afecciones previas: tener una enfermedad inflamatoria, como la artritis reumatoide, o una afección neuromuscular, como la polio son factores que influyen de manera importante en si una persona es más propensa a desarrollar juanetes o no.

Los síntomas más comunes en relación a los juanetes, son:

  • Dolor o molestia
  • Inflamación y enrojecimiento
  • Una sensación de ardor
  • Entumecimiento
  • Dificultad y dolor al caminar 
  • Piel gruesa en la parte inferior del dedo gordo
  • Callosidades en el segundo dedo del pie
  • Disminución de la flexibilidad del pie

Al ser una afección visible, en la mayoría de los casos, un médico puede diagnosticar un juanete a través de una inspección física. El médico puede pedirle que mueva su dedo del pie hacia adelante y hacia atrás para verificar si hay movimiento limitado. 

Es probable que, si hay sospecha de lesión o deformidad, se solicite una radiografía. Ésta puede detallar la gravedad del juanete y determinar su causa. También puede ser necesario un análisis de sangre para descartar la artritis como causa.

Dependiendo del estado y evolución del juanete, el médico recomendará un tratamiento adecuado para el padecimiento de cada paciente. Los tratamientos pueden ser quirúrgicos o no quirúrgicos. 

Los tratamientos no quirúrgicos normalmente implican usar aditamentos ortopédicos que ayudan a corregir la protuberancia. Entre ellos se encuentran:

  • Protectores y correctores de juanetes
  • Soportes de arco
  • Separadores de dedo
  • Férulas de alivio 
  • Zapatos que tengan suelas acolchadas y proporcionen suficiente espacio para mover los dedos de los pies

 

Tratamientos quirúrgicos:

Una cirugía podría ser necesaria si las opciones no quirúrgicas no ayudan. Existen diversos procedimientos quirúrgicos para tratar juanetes. El médico evaluará cuál es la mejor opción para cada paciente. Sin embargo, la mayoría de las cirugías para corregir juanetes implican una bunionectomía.

Una bunionectomía es la cirugía que consiste en corregir la posición del dedo gordo retirando por un lado, parte del hueso y por otro, eliminando el tejido inflamado de la articulación.

La recuperación completa de una bunionectomía puede tomar hasta ocho semanas. En la mayoría de los casos, el paciente puede caminar sobre su pie inmediatamente después del procedimiento.

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