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El cuello es la parte más flexible de la columna vertebral.
Por esta razón, es una zona muy susceptible de lastimarse. Al cuello también se le conoce como columna cervical. Está compuesta por siete vértebras y ocho pares de nervios cervicales.
Sabías que…
El dolor de cuello es un problema muy común que afecta a personas de todas las edades. Dado nuestro estilo de vida moderno, se ha convertido en una queja cada vez más generalizada y recurrente entre la población. En algún momento de nuestra vida, todos hemos experimentado tensión, una punzada o alguna otra molestia en el cuello.
El dolor de cuello puede ser difícil de manejar, debido a que puede variar desde un dolor sordo hasta un dolor agudo e irradiado a través de los hombros y los brazos. Por otro lado, muchas de las causas del dolor lumbar también pueden causar dolor de cuello.
El dolor de cuello normalmente se presenta cuando hay algún tipo de daño en los huesos, músculos o ligamentos (bandas cortas y resistentes de tejido que mantienen los huesos unidos en una articulación). También puede ser causado por daño en los nervios o la médula espinal.
Las causas más comunes de dolor de cuello es:
- Esguince muscular o esguinces de ligamentos
- Espasmos musculares
- Osteoartritis (cuando el tejido protector en los extremos de los huesos se desgasta)
- Espondilosis cervical (desgaste en las vértebras y discos)
- Disco roto o herniado (abultado) en su columna vertebral (el disco presiona contra la raíz nerviosa y causa dolor)
- El dolor en todo el cuerpo (como ocurre en la fibromialgia) también puede afectar el cuello
Algunas causas menos comunes, sin embargo graves, incluyen:
- Una rotura en el revestimiento de la arteria del cuello (disección)
- Meningitis
- Un tumor espinal
- Infección
- Pérdida de fuerza en su cuello, o en uno o ambos brazos o piernas.
- Entumecimiento en uno o ambos brazos o piernas
- Fiebre
- Sudores nocturnos
- Dolor de cabeza
- Cansancio o confusión
- Molestias en el pecho o sensación de no poder respirar
- Dolor que ocurre o empeora cuando hace ejercicio.
- Problemas para tragar
El diagnóstico normalmente se realiza con base en los síntomas e historial de salud del paciente, así como en un examen físico. En ciertos casos, el médico puede requerir otras pruebas más especializadas, tales como:
- Rayos X
- Tomografía computarizada
- Resonancia magnética
- Electromiografía y estudios de conducción nerviosa
El tratamiento óptimo dependerá del tipo específico de lesión. Si la causa del dolor es un esguince, distensión u otra lesión musculoesquelética, un analgésico, como acetimanofen o un antiinflamatorio no esteroideo, será suficiente para aliviar el dolor. También puede ayudar el uso de hielo y calor en la zona afectada.
En estos casos, es necesario evitar actividades agravantes, como sentarse durante periodos prolongados de tiempo. También es importante ayudar a mejorar la postura, tanto para las actividades cotidianas como para dormir. Se les enseña a los pacientes cómo pararse, sentarse y dormir de manera que no estiren el cuello.
Si el dolor es más intenso, los médicos pueden recetar analgésicos opioides. Sin embargo, estos deben usarse por un periodo corto. El uso a largo plazo puede ser contraproducente, aumentando la sensibilidad al dolor.
En casos de tortícolis espasmódica, la fisioterapia y masajes pueden ayudar a disminuir los espasmos temporalmente. Suelen también prescribirse medicamentos anticonvulsivos, como carbamazepina, o algunos sedantes suaves, como clonazepam. Si el dolor es intenso o si la postura está distorsionada, se puede inyectar toxina botulínica (una toxina bacteriana utilizada para paralizar los músculos) en los músculos afectados.
Para otro tipo de dolor más específico, por ejemplo, el dolor que se irradia a un brazo, a menudo es necesario un tratamiento más intensivo. Normalmente, este tipo de dolor, acompañado de debilidad en los brazos o piernas, indica algún daño nervioso. En este caso, se pueden suministrar corticoesteroides, ya sea vía oral o a través de una inyección epidural.
Si el dolor es debido a que la médula o un nervio espinal están comprimidos, es posible que se necesite cirugía. La discectomía y la fusión son los tratamientos más comunes. Las tasas de éxito son relativamente altas para los pacientes que reciben tratamiento quirúrgico.
Para la recuperación de casi todas las lesiones de cuello, los médicos y fisioterapeutas recomiendan realizar una rutina de ejercicios. Estos ayudan a la flexibilidad y fortalecimiento de la parte superior de la espalda.
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